Es el título de una noticia que publicaba El País en su edición del pasado martes día 8 y que no he podido quitarme de la cabeza.
La sentencia, por cierto de la Audiencia Nacional, condenaba a dos personas por falsificación de moneda. Estaba dictada por tres jueces Ángel Hurtado, Enrique López y José Ricardo Prada.
Al parecer las pruebas eran claras con uno de ellos pero no con el segundo y este último juez discrepaba de la sentencia al segundo encausado al manifestar que el único punto en común entre ambos era el color de su piel. No habían más pruebas que los relacionaran ni que desmintieran que en ese momento estuvieran juntos sólo por casualidad, concluyendo que debería ser absuelto por falta de pruebas.
Aunque la sentencia ha sido recurrida no puedo por menos que preocuparme si un juez dice, y eso es lo que yo entiendo, que una persona ha sido condenada a dos años de cárcel básicamente por ser negro.
La foto de la Audiencia Nacional está tomada de la web sevilladiario.
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